Aprendí a callarme antés de contestarte con algo triplemente peor, aprendí a que no todo ''lo bueno'' es como dice ser, aprendí lo que se llama orgullo al no poder llamarte ni mandarte nada, aprendí lo bueno de la felicidad y también lo amargo del dolor, aprendí entre todas las cosas a amarte y verte como la creación perfecta que poco a poco fue cambiando.